23/10/11

Los rehenes como modo de negociación

Las desventuras de prestar algún objeto personal tienen por regla general, aunque a veces existan repentinas y misteriosas omisiones, perder la propiedad del artículo o posesión en cuestión. Y no es ningún cuento, porque la tendencia del préstamo es la pérdida del mismo. 

Las casas comerciales, en consecuencia de esta irrefutable realidad, han desarrollado el descarnado método de tasa de interés. La banca, por su lado, desarrolla la evaluación de propiedad estimativa recuperable para el crédito, en caso de no devolución del préstamo, que usualmente se traduce en hipotecas. En el plano religioso, Dios te presta la vida para luego recuperarla en un propósito aún desconocido, y ampliamente cuestionado. Sin embargo, en la cotidianidad de las relaciones humanas no existe aún una regla clara de préstamo, ni como proceder ante la no devolución.

Lo preferible, es establecer un acuerdo de palabra, un compromiso de devolución en un plazo de tiempo estimado. Si este plazo de tiempo no se condice con la necesidad de recuperación de la propiedad, o el tiempo establecido por parte del prestamista, el acuerdo inicial da pie al reclamo por recuperación, como una medida de aviso y de reflexión a la falta.

Como este préstamo sigue siendo un compromiso de dos partes, la imposibilidad de devolución siempre estará presente aún tras la solicitud de recuperación. En esos casos, se deben tomar acciones más concisas, como la expropiación inmediata en caso de contacto directo con el objeto de propiedad vinculante; o en su defecto, la acción de secuestro a través de la toma de algún objeto rehén.

Ahondando en este último método, como preferencia por su elegancia, cabe destacar que todo secuestro de objeto vinculante al recibidor del préstamo, es una medida de presión para la negociación de devolución, y no tiene fines de abuso del mismo. Con la posesión del nuevo objeto negociador, el reclamo por recuperación toma más validez, siempre que el valor del artículo secuestrado tenga peso para generar la presión adecuada. Es por lo tanto, criterio del prestamista la elección del objeto a secuestrar, y en la medida que la elección sea la correcta, la elegancia del método se hace patente.

No cabe duda que la verdadera habilidad negociadora nace de la capacidad de escoger la mejor medida de presión, y siendo que no siempre existe la posiblidad de recuperación por acción pacífica, o por cumplimiento de compromiso, el secuestro es una medida efectiva y altamente divertida, que desarrolla la paciencia y la capacidad crítica. Así que si alguien no le devuelve algo, tome la iniciativa y secuestrele algún objeto de valor.

1 comentario:

eltacho dijo...

Israfel, tengo secuestrado tu libro.

GUAJA JA JA GUAJA JA JA
JA JA

(risa diabólica)