16/1/11

El arte de gobernar o ganarse a los gobernados

El gobierno actual, encabezado por don Sebastián Piñera, ha demostrado un hecho fáctico irrrefutable: la habilidad técnica, ni los pomposos títulos, ni mucho menos los éxitos empresariales son suficientes para ser un buen gobernante. Y está claro que esta pequeña región aislada del resto del país, corona las fallas y deja en evidencia esta debilidad del gobierno. Tan así, que el gabinete se ha visto en la obligación de cambiar sus participantes, tras un llamado de atención de toda la clase política, incluyendo a sus aliados.

Los nuevos ministros, son experimentados políticos, viejos camaradas con historia pasada que vienen a apoyar el cojeo del presidente. Ahora que ingresan al terreno, se evitarán las malas costumbres de dar órdenes, y se pasará al terreno del diálogo… eso esperamos.

Pero, a quién le importa todo esto. En concreto ¿qué es lo que ha quedado a la vista pública del suceso regional ? Que la gente se cansó de la verborrea de Piñera.

Un gobernante, debe ser una persona interesada en sus ciudadanos, más que en los intereses de los privados, o en sus propios intereses. Si comente un error, es humilde para reconocerlo y cambiar su postura. Es un líder natural, que aglutina personas con su carisma para dirigir, para entender lo que siente la gente, o al menos de interesarse por su bienestar, y desarrolla medidas no demagógicas para su desarrollo.

¿Algo de todo esto les parece ser parte de nuestro mandatario?. Si vemos que su mayor cercanía con la gente es poner su cara, o moverse de un lado a otro pretendiendo ser uno más del pueblo, o bien golpeando con un martillo para aparecer en la fotografía, su cercanía no llega más allá. Ni hablar de su liderazgo, el hecho que se mueva en todas las carteras metiendo su nariz no lo hace mejor líder, sino uno más controlador. Aunque hay que reconocerle su gran capacidad para dirigir activos como empresas, o planificaciones.

Pero el gobierno es más que una tecnocracia, es tener una visión de Estado donde se busca una línea país, que eventualmente no beneficie a unos cuantos.

Eventualmente, puedo equivocarme en comparar una línea país más humana, a la de una derecha más comercial, interesada en generar ganancias de una nación.

Y si tenemos a un presidente que durante 2 años hizo campaña haciendo promesas, y luego 9 meses gobernando reiterándolas, para luego incumplirlas, saturando su imagen pública con su enorme deseo de ser querido, que es fácil entender por qué se detuvo la ciudad, y que de un modo le dice: QUERÍAS SER RECONOCIDO EN LA HISTORIA, ESTO ES LO QUE LA GENTE SIENTE POR TI.

Ahora, ante la crisis inminente, decide imponer la ley de seguridad del Estado .Y me pregunto, para qué, si acabar con todo este movimiento es tan fácil como desajustar la decisión a 0%. Si desea trabajar una nueva propuesta, adelante, porque con esta decisión nuevamente queda claro que el presidente no tiene el tino para dirigir un país con ciudadanos, está acostumbrado a dirigir máquinas.

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